Durante años, los sistemas de detección de incendios han basado su efectividad en las capacidades de dispositivos como sensores y detectores de calor o de humo. En muchos casos, estas soluciones han demostrado su eficacia al proporcionar un nivel de cobertura que satisface los requerimientos de seguridad y protección de propiedades que exigen las normativas actuales, así como las propias necesidades de los clientes.